domingo, 10 de julio de 2016

Al final del camino deudoril

Hace unos días y solo por pura curiosidad, entre al buró de crédito para verificar como andaba por ahi mi historial crediticio, la sorpresa ha sido grande al darme cuenta de que han fenecido las deudas, los taches, las marcas con nota roja que se veían tan feas y mi bonito historial crediticio paso a ser negro y verde, color muy bonito, por cierto.
Las únicas tarjetas que aparecen ahí son las dos tarjetas departamentales que sobrevivieron al holocausto y que siguieron fungiendo como mi soporte en el momento en que las llegue a necesitar.
Por cierto, nunca hubo necesidad de recurrir a aquellas agencias que se anuncian por todos lados para ayudar a salvarnos del infierno de las deudas, que juran que lograran un apetitoso descuento, el cual te hace de todas formas el banco, y que juran que lograrán que los despachines ya no te llamen a tu domicilio o a tu trabajo, la neta del planeta, eso no es cierto.
El fin del camino deudoril ha llegado ¿me alegra? por supuesto que sí, ¿me enorgullece haber sido deudora de los bancos? por supuesto que no?  Pero así es esta vida, de repente uno se siente muy seguro de tener todo bajo control y resulta que no es del todo cierto, por tanto ahora andaré con pies de plomo y seguiré usando las tarjetas única y exclusivamente cuando sea absolutamente necesario y cuando este absolutamente segura de poder pagarlo, mientras tanto las tarjetas seguirán en el fondo del cajón descansando tranquilamente.

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